Extracto de La Felicidad Absoluta
.
113
Cuando soy el blanco de un ataque, con más frecuencia de forma impersonal, yo mantengo la cabeza en alto y sonrío. Yo me retiro de la situación si es posible, me importa poco ganar o perder pues no soy competitivo, yo prefiero el trabajo en equipo, el juego sin finalidad. Si el puente esta derribado, tengo la sabiduría de dar marcha atrás mientras soy armonioso; el camino me importa más que el objetivo. Yo siempre puedo regresar posteriormente, en el momento propicio, cuando mis enemigos hayan bajado la guardia y estén dormidos. La sabiduría y la paciencia son las mejores armas del guerrero. Yo me dejo portar por mi Ser y de esa forma, el perseguidor se vuelve rápidamente el perseguido. Yo soy un cazador despiadado; la muerte no es un fin sino únicamente un cambio de estado. Dar muerte a un enemigo mientras uno es ético, es justo. Yo les ofrezco el honor de morir dignamente. Mis peores enemigos son también los amigos de mi esencia.
114
Desde que puedo analizar mi felicidad desde tan cerca, me doy cuenta que, cual agua de un río, la felicidad cambia constantemente en infinitas permutaciones y, paradójicamente, se mantiene siempre la misma. Yo constato incesantemente un nuevo tinte, una diferencia de intensidad. La Felicidad Absoluta es paradójica por su falta de dualidad, es lo más verdadero que poseo en mí y, sin embargo, está fuera del espacio y del tiempo.
115
Ser soberano de mi propio ser implica mantenerme libre, cueste lo que cueste. Yo conquisto sin cesar mi libertad ya que, incluso la libertad, puede rápidamente volverse una prisión. Yo no trabajo, yo soy libre. Tengo todo mi tiempo pero no tengo dinero. De ese modo, mientras más me libero más me aprisiono. Es una situación paradójica que siempre me ha hecho reflexionar mucho. Yo escojo mis restricciones ya que son inherentes al mundo físico. Es por medio de lo limitado que yo siento lo ilimitado. Así, las restricciones no son malas en sí mismas. Como artista yo sé algo y yo juego con esas restricciones para crear mis obras maestras, para encauzar mi creatividad y sobrepasarme a mí mismo. Mis más grandes defectos son también mis más grandes cualidades.
116
Yo experimento una paz profunda, inmanente, inquebrantable. Un sentimiento sublime de armonía me atraviesa, yo opero el milagro desde el interior. El sol que calienta mi piel también calienta mi alma. Yo miro el horizonte infinito de mi Ser y me siento bendecido. También sé que me basta con conservar esta paz, con instruirla, para que todo se dé bien en mi vida y así yo no tenga que sufrir. Esta certeza hace de mí el hombre más feliz del mundo y me permite crear la posibilidad de que el ser humano puede estar en paz con su comunidad. Yo no tengo nada que hacer con quienes dudan, ni perdería un segundo en tratar de convencerlos. Un shock les abrirá los ojos muy pronto y es la naturaleza que lo hará mejor que nadie. Yo presto atención a los amigos de mi esencia que escuchan atentamente mi mensaje. Yo no pierdo el tiempo en explicar a aquellos que no quieren escuchar, cuando existen tantos que ya están listos a realizar la experiencia de su Ser. Quien me ama me sigue.
117
Yo ya he comprendido la muerte y, aunque me interesa mucho, eso no implica que yo quiera morir. Opuestamente, yo vivo con una intensidad fuera de lo común y la idea de morir ahora me incomoda mucho. Me opongo a eso con todas mis fuerzas. Aún tengo mucho que lograr aquí, tengo una obra que crear y una enseñanza que debe ser escuchada. Yo debo permitir a mi comunidad comprender el proceso de la muerte, guiarla para permitirle a cada uno el realizar la transición sin fricciones. Tengo toda una vida para prepararme y concebir mi propia muerte, de lo contrario, algún otro lo hará en mi lugar. Yo soy en la muerte lo que soy en la vida. Si no alcanzo el despertar aquí, es poco probable que lo alcance en la muerte. El despertar del Ser es primordial y debe estar al principio de la lista aquí y ahora.
118
La Felicidad Absoluta es una elección, emana de una intención clara, de un deseo inquebrantable de ser feliz, cueste lo que cueste. A mí me gusta elaborar listas para establecer mis prioridades y clarificar mi pensamiento. La felicidad se encuentra inevitablemente al principio de la lista, seguida de cerca por el arte y las mujeres. Todo el resto es secundario. Sin felicidad mi arte sería solo una terapia y las mujeres que conozco no serían las amigas de mi esencia. Yo soy visual; para recordar cualquier cosa debo escribirla. Esa es la razón por la cual las listas me funcionan tan bien. Tengo el hábito de poner en mis paredes frases clave que me recuerdan constantemente mis prioridades. Yo soy mi propio programador, mi cerebro es una matriz sagrada que estoy listo a defender salvajemente para poder ser soberano. No tengo televisión y no leo los periódicos. Ya no tolero ninguna intrusión desde que desperté. Aquel que controla mis ojos es también quien controla mi mente.
119
Yo soy la prueba viviente del poder de la afirmación. En mi adolescencia, llené cuadernos completos repitiendo frases clave con el fin de reprogramarme. Encontré ese truco en libros de motivación que devoraba en aquel entonces. Recientemente, hallé algunos de esos cuadernos que había guardado – me había olvidado esta etapa de mi vida – y pude constatar que la mayoría de afirmaciones, para algunos muy ingenuas, se han realizado. Cuando yo realizaba tal ejercicio me parecía absurdo repetir perpetuamente una frase como si fuera un robot; pero la mente funciona así, yo la programo por medio de la repetición que crea nuevos caminos en mi cerebro. El universo es un hábito.
.
Extracto de La Felicidad Absoluta