El término droga sintética se emplea en especial en oposición al término droga natural. La droga natural (u orgánica) proviene de productos que han sufrido poca o ninguna transformación, como por ejemplo los hongos alucinógenos o el cannabis, mientras que la droga sintética se refiere principalmente a las sustancias como el MDMA o el LSD, que requieren ser sintetizadas en un laboratorio.
Un debate dinámico, actualmente en boga, es acerca de si ¿es mejor utilizar psicodélicos naturales o sintéticos?
El clan orgánico exhorta las sustancias naturales debido a la proximidad con la naturaleza, las tradiciones, la pureza y el aspecto legal. Por otro lado, la contraparte sintética responde con la afirmación que la pureza es aún más grande cuando se sintetiza una molécula, que de ese modo, es posible ser más exacto, más científico y sobrepasar los límites. Y bien, yo no pienso que existe UNA respuesta correcta a tal debate ya que todo depende del tipo de experiencia que se desea tener, del contexto y de una multitud de factores. Para cada quien lo suyo. Personalmente, he realizado experiencias con ambas y no puedo decidirme por escoger una de las dos clases ya que ambas poseen buenas calidades.
¿Consume usted lo orgánico?
Tal como la penicilina, los psicodélicos orgánicos poseen un vasto campo de acción y actúan de manera más general sobre la persona que los consume. Las comunidades de América Latina que utilizan la ayahuasca y aquellas de África que utilizan la ibogaína, realizan ceremonias en las cuales sus participantes pueden certeramente sacar provecho de algo concreto, con el fin de poder integrarlo en su vida cotidiana. Poseen una larga tradición que ayuda al maestro de ceremonia, generalmente un chamán o un brujo, a llevar a buen término a todos los participantes. Los reinos psicodélicos ligados a tales plantas, hongos o cactus, están habitados por millares de seres conscientes, por lo que es fácil ser guiado, ya sea por espíritus de animales, de plantas, de entidades invisibles, etc.
Estas plantas, hongos o cactus son menos peligrosos para un principiante. Aquí no me refiero a la calidad de la experiencia, por ejemplo, a la del peyote o a la del LSD, sino más bien me refiero al nivel de seguridad y de confort cuando llega el momento de integrar nuestras revelaciones y obtener un apoyo moral. Al comenzar sus investigaciones acerca de los compuestos orgánicos, el novato podrá compartir de forma más libre sus impresiones y revelaciones con su entorno; generalmente, son legales y fáciles de encontrar. Solamente basta con estudiar las tradiciones de las culturas indígenas para darnos una buena idea de lo que nos espera durante una experiencia y de cómo prepararnos para ella.
En ese tipo de experimentación no cabe lugar para la frialdad y la inconsecuencia. Un psiconauta responsable debería conocer bien la sustancia que va a experimentar, al igual que sus efectos. No debería poner en riesgo su salud física o psíquica, ni tampoco la de los otros. Una actitud marcada por la circunspección, el discernimiento, el respeto y la sabiduría, es un prerrequisito si se desea salir engrandecido de tales experiencias. No todos los hongos son comestibles; muchos son venenosos. Incluso la Amanita Muscaria, aunque ha sido muy utilizada por mucho tiempo, puede ser tóxica si no es preparada de forma adecuada. La datura, la hierba del diablo utilizada por Castaneda, es un potente delirante que provoca alucinaciones vivas por tres días y es venenosa si se toma una dosis incorrecta.
Debido a que tales psicodélicos son utilizados desde hace miles de años, es relativamente fácil – y la facilidad es prueba de armonía – encontrar guías e información sobre el tema y también apoyo de la comunidad. Además, se puede cultivarlos con el objeto de comprender todo el proceso de crecimiento de la planta para ganar intuición y hacerla más sociable. En caso de dudar, es mejor abstenerse de comprar una píldora a un desconocido a quien no le importa un bledo nuestra salud. El no saber con certeza lo que va a producirse después de la ingestión, debido a que no se sabe que es lo que se ha ingresado en el cuerpo, es una vía directa al infierno de un “mal viaje” que puede terminarse en el hospital. El utilizar drogas legales es ahorrarse la paranoia debido a la imposibilidad de saber si lo que se compró es en verdad lo que queremos probar. Es una etapa importante cuando uno es un principiante ya que si las primeras experiencias son buenas, eso estimula a continuar y a hablar del tema con amigos.
Cuando sea posible obtener legalmente LSD o MDMA, yo seré el primero en recomendarlos. Hasta que eso suceda, por qué no dejarse guiar por los conocimientos ancestrales de la etnobotánica. La naturaleza pone a nuestra disposición un alimento sutil muy rico, y sería una pena el no tomarlo ya que su efecto es el de volvernos más fuertes, más conscientes, más hermosos… siempre y cuando sean consumidos con sabiduría e inteligencia.
Uno de los aspectos que desaniman a varios psiconautas es el sabor desagradable y la toxicidad de muchas sustancias orgánicas. Es común vomitar cuando uno consume grandes cantidades de peyote, ayahuasca, o ibogaína, sin embargo, aquello es generalmente integrado en la ceremonia como una forma de purificación, de liberación. Varios occidentales estarán desalentados por este aspecto de la experiencia. El sabor del San Pedro no incita a nadie a consumirlo. Es entonces necesaria una actitud firme y disciplinada, mas hay que estar dispuesto a todo para tener visiones y ser valiente para consumirlo de forma consciente. Por otro lado, las culturas indígenas plantean que aquello es el mejor medio que ha encontrado Mescalito, el espíritu relacionado a la mescalina contenido en ese cactus, para alejar a quienes no están listos para la experiencia. Sin embargo, el deseo de absoluto sobrepasa, en los exploradores como yo, la aprehensión de la falta de confort física ligada a tal experiencia y que a menudo decuplica los efectos. La riqueza de la experiencia compensa y supera con creces la incomodidad temporal.
El consumo de semillas de gloria de la mañana y de camilla de elefante (hawaiian baby woodrose) van acompañadas de nausea persistente y de una sensación de malestar omnipresente. La incomodidad física se debe a otros compuestos orgánicos presentes en la planta, pero es sin embargo posible integrar estos aspectos en la experiencia. Este tipo de experimentación a la antigua, no es tan rápida ni fácil como podría parecer al principio, salvo que con paciencia y devoción se puede llegar a resultados sorprendentes.
Inspirado por Castaneda, yo consumí fuertes dosis de San Pedro, adquirido legalmente en una tienda de Montreal. Así, aproveché para iniciarme en la etnobotánica. De igual forma, también experimenté la ayahuasca (que yo mismo cociné), las semillas de camilla de elefante y de gloria de la mañana, la Salvia Divinorum, el San Pedro, la datura y diversas hierbas para el sueño. Es prudente experimentar en toda seguridad, ser pragmático y maduro en nuestras investigaciones y al mismo tiempo hay que atreverse a ser temerario para sobrepasar los límites.
Las semillas de camilla de elefante contienen alcaloides psicotrópicos: la amida de ácido D-lisérgico o LSA, que es muy similar al LSD, pero también a la isoergina y a la ergometrina. Para obtener un efecto psicodélico se debe tomar entre 5 a 10 gramos. La incomodad física es inherente a la ingestión de los granos de camilla de elefante: mareo, nausea, fatiga. Aquello se dio, en mi caso, con una sensación de angustia y desamparo emocional – lo cual habría preferido no experimentar. Yo me concentraba intensamente en mi tercer ojo para hacer pasar mi conciencia en mi cuerpo sutil y finalmente poder experimentar la belleza visionaria del LSA y un bienestar metafísico, pero los síntomas relacionados a mi malestar físico me acechaban sin cesar. Yo la probé solamente una vez y no me arrepiento de ello. Las revelaciones producidas han favorecido la aparición de nuevas ideas así como también una perspectiva diferente de la realidad. Sin embargo, el malestar físico fue tan intenso hasta el punto de desalentarme de ir más lejos por este camino. Fui sumergido en visiones fractales de colores pastel magníficos acompañados de una nota de música continua, o más bien de un tono que perduró por 24 horas. Todo se derrumbó ya que mi construcción de lo real era, en efecto, anticuada y superficial. Además, terminaba de leer Cosmic Trigger de Robert Anton Wilson, un libro culto suficientemente poderoso en sí mismo para provocar una experiencia psicodélica. Mas cuando la tela de lo real se rasga de tal forma, uno tropieza algunos momentos y cuando finalmente uno recobra el equilibrio, uno es más estable que nunca.
Es mejor planificar bien nuestras experimentaciones y comprar una cantidad suficientemente grande de la sustancia con el fin de poder realizar varias experiencias con la misma serie, a fin de realizar comparaciones pragmáticas entre nuestras diversas experiencias o aumentar la dosis poco a poco para encontrar nuestro límite. Yo siempre he abordado mis experimentaciones de forma inteligente para no hacerme daño, ya que un veneno, tomado en pequeñas cantidades puede ser un elixir de vida. Es bueno, en ese sentido, ser pragmático, inspirarse en las enseñanzas de los chamanes, comprender bien cómo viven y aprender a servirse de estas plantas medicinales idóneamente.
Yo estudié la datura, siendo inspirado por Castaneda, hace algunos años. Cultivé la planta a partir de semillas que encontré alrededor de la ciudad. Una experiencia de una dosis elevada de datura requiere entre 200 a 300 semillas. Yo comencé consumiendo 10 semillas, casi sin obtener ningún efecto; luego probé con 20 y sucedió lo mismo; llegué a las 30 y comenzaba a tener dolor de garganta y me sentía en un estado de ebriedad. Me fui a dormir, pero no fue sino hasta el siguiente día que tuve algunas visiones, salvo que un sentimiento negativo permanecía. Entonces decidí concluir mis experiencias ya que no sentí que la planta me era favorable en aquel momento.
Algunos se sorprenderán al ver que yo menciono el tabaco en este capítulo. El tabaco es una planta sagrada en varias culturas indígenas y autóctonas. El tabaco salvaje es lo suficientemente fuerte como para poder ser utilizado como un psicodélico, y ciertos chamanes fuman una gran cantidad del mismo para poder entrar en trance. Esta planta incluso se fuma para iniciar y cerrar las ceremonias psicodélicas en América Latina, en donde el humo sirve de enlace simbólico entre nuestro mundo y aquel de los espíritus.
Me fue muy placentero estudiar el tabaco, que crece como mala hierba y da flores magníficas en forma de campanillas. Yo obtuve algunas semillas y cultivé dos tipos de tabaco: el rubio (Nicotiana tabacum) y el salvaje (Nicotiana rustica). De esa forma pude apreciar el verdadero tabaco. Afanando de ese modo, pacientemente, yo fumaba mi propio tabaco saboreando cada bocanada. El gusto y el efecto son muy diferentes de aquel de los cigarrillos comerciales. Muy pocas personas han probado el tabaco sin aditivos, lo cual refleja a la maravilla la forma en la cual la gente consume alimentos hoy en día. Es necesario reaprender a disfrutar el instante presente. Fumar tabaco no es peligroso si uno inviste de conciencia ese acto, ya que cuando la experiencia nos proporciona bienestar, el efecto negativo de la combustión es compensado por los aspectos benéficos como la elevación hacia los niveles psíquicos, la activación de la psiquis, la satisfacción.
El tabaco es psicoactivo como la marihuana, pero muy pocas personas lo saben. Varios fumadores deberían reflexionar un poco antes de emitir un juicio acerca de los fumadores de marihuana, ya que los primeros también alteran su conciencia. El término psicoactivo indica que una sustancia activa la psiquis. Ese estado es parecido al estado hinagogo, es decir a un estado de conciencia particular, intermedio entre el estado de vigilia y el del sueño, y que tiene lugar durante la primera fase de adormecimiento. Uno comienza a ver escenas y seres aparecer en transparencia. Las visiones no son aún lo suficientemente vivas como para tomar todo el lugar y uno no se encuentra lo suficientemente dormido como para que la mente de vigilia sea apagada. Uno puede notar un fenómeno similar cuando uno fuma marihuana. Basta con cerrar los ojos y ser atento a las sensaciones psíquicas para sentir una actividad dinámica zumbar en nuestros oídos. Siempre existe la misma actividad en ese nivel, mas pocos de nosotros ponemos atención a ello. En ese nivel psíquico, al permanecer atento, uno siente cuando alguien piensa en nosotros; se adivina intuitivamente cuál es su estado de ser o lo que quieren comunicarnos. Es entonces posible comunicarse telepáticamente con ellos. Sin embargo, nuestra sociedad materialista pone demasiado énfasis en los estímulos exteriores al obliterar el universo al interior de nosotros, al cual también deberíamos poner atención. Devolvamos entonces sus cartas de nobleza al tabaco y a la marihuana; ambos poseen grandes propiedades medicinales.
Extracto de El Maestro Psicodelico