Extracto de El Maestro Psicodelico
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Un peligro posible con los psicodélicos es el forzar el proceso sin haber asegurado nuestra retaguardia, ya que es benéfico el asumir la verdad cuando se la recibe en plena cara. Cada experiencia activa en nosotros un proceso específico relativamente fácil a poner en marcha. Sin embargo, la dificultad reside en nuestra capacidad de integrar la experiencia en nuestra vida cotidiana. No es siempre bueno el compartir nuestras experiencias con los profanos; se corre el peligro de que nos crean locos y que reduzcan nuestras experiencias a algo artificial, debido a que hemos utilizado drogas.
El conocer a los grandes pensadores psicodélicos es una ventaja para los exploradores solitarios. Sobre este sujeto se me vienen a la mente seres remarcables como: Timothy Leary, Terence McKenna, John Lilly, Robert A. Wilson, Stanislav Grof y Albert Hoffman. Yo me tomé el tiempo de leer la obra completa de la mayoría de ellos – no solamente sus libros de juventud. Aquello me ha permitido comprender bien a lo que me estaba aventurando, imaginar las consecuencias de mis actos e integrar mis experiencias al tener vivencias similares a las suyas, que yo leía en sus libros.
Es bueno considerar la exploración psicodélica con el mismo cuidado que uno pone en una expedición hacia una montaña o hacia el espacio, ya que los psicodélicos dan acceso, rápidamente y sin preparación, a estados de conciencia extraordinarios que los yoguis alcanzan después de largos años de trabajo con un gurú. Igualmente, la aventura, la verdadera aventura conlleva siempre una parte desconocida y peligrosa. Este tipo de exploración está entonces reservada únicamente a los héroes valientes y determinados, que parten a la conquista del absoluto para volver a traer y compartir con la comunidad los tesoros de conocimientos y experiencias. Todo psiconauta debe ser consciente de que la frivolidad no tiene lugar cuando se trata de viajar en la psiquis, so pena de perjudicar su salud mental.
Al igual que los sueños, la experiencia psicodélica es una comunicación que proviene de niveles sutiles; es como dar un golpe en una masa de gelatinaza que mucho tiempo después de la experiencia, la psique se reajusta de la mejor forma posible. Mas si el individuo no ha estudiado acerca del dominio o no ha trabajado con un profesor, puede que encuentre la realidad extraña por un periodo indeterminado. Las percepciones extrasensoriales no son raras; uno es más sensible a la telepatía, a la electricidad, a la energía, etc. Cada revelación conlleva una responsabilidad.
La sabiduría reside en nuestra capacidad de integrar en nuestra vida cotidiana, las visiones recibidas durante nuestras experimentaciones psicodélicas. Imagínese que usted sabe intuitivamente que uno de sus seres cercanos va a morir o que le desea mal a usted. Ese tipo de situaciones son las que se presentan cuando uno alcanza un nivel elevado de armonía y claridad. Desde que mis visiones fueron más allá de lo que una persona común comprende, yo empecé a meditar, a animar grupos de discusión y a estudiar seriamente los psicodélicos, así como todos los sujetos conexos que finalmente me fueron inteligibles – religiones, conciencia, metafísica, filosofía, espiritualidad, etc. Rápidamente comprendí que me era necesario mantenerme en equilibrio y rodeado de otras personas que han tenido el mismo tipo de experiencias. Así, cuando mi conciencia despertó todo se volvió inteligible – tan increíble como me lo pareció a mí mismo por momentos. Al trabajar en la apertura, siempre he permitido a los libros, a las personas y a las situaciones, enseñarme lo que debían enseñarme; favoreciendo las sincronicidades y permaneciendo abierto, yo permito a las respuestas llegar en el mismo instante en el que la pregunta es formulada.
Mientras yo sea atento y disponible, la información es fácil de encontrar; la veo en mí. En un punto en el que ya no podía encontrar las respuestas por los medios que me he había dado, André Moreau se presentó y entonces me abrí a él. Iba por fin a aprender a vivir en el despertar de forma permanente; lo sentía en lo más profundo de mi ser. Yo temblaba al darle la mano y me atascaba al hablar. Ya había yo llegado, lo sabía. Era demasiado maduro para haber encontrado un verdadero profesor. Su enseñanza sobrepasa vastamente lo que los psicodélicos me han dado, pero es solamente al pasar por ellos que lo encontré. Gracias a mis experiencias psicodélicas él me es inteligible. Él mismo dice haber realizado más de 200 experiencias con la Carne de Dios en el transcurso de los últimos diez años.
La experiencia en sí misma debe ser considerada con total atención ya que ahí reside el verdadero desafío. Cuando los poderes comienzan a manifestarse, las sincronicidades se arremolinan y uno se encuentra en un estado de locura caótica enjaezada, que nos permite leer los pensamientos de las personas, ver el futuro o percibir otras formas de existencia, hay que saber reaccionar con sabiduría y discernimiento. Yo me volví muy sensible a las comunicaciones telepáticas, mis visiones se hicieron más precisas y se volvieron más vivas. La Visión Clara así como también los sueños lúcidos, se volvieron muy presentes en mi vida. Sin buenas bases filosóficas y testimonios de otros psiconautas, yo habría podido pensar que me estaba volviendo loco. Mas ahora puedo afirmar, como Dalí, que la única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco.
Todos aquellos que sienten el llamado deberían lanzarse sin reservas, dejarse ser y encontrar la verdad por medio de los enteógenos. Toda búsqueda válida conlleva, en efecto, una buena dosis de obsesión que no se debe confundir con la dependencia. Yo he ido muy lejos, he experimentado intensamente pero siempre me he mantenido atento, a la escucha, presente a mí mismo. El exceso libera, rompe con la rutina de nuestros programas mentales y nos vuelve a traer a la vida al ponerla en peligro. Pero existe en nosotros un sistema de alarma para advertirnos cuando corremos un peligro. Este sistema es muy eficaz pero se debe ser atento, ya que es por él que intuitivamente se sabe cuándo uno va muy lejos, en qué momento de debe parar para poder regresar mejor. Una experiencia exitosa implica, sin embargo, dejarla ser, además de una confianza hiperbólica. Yo jamás estoy solo cuando me siento en armonía; me basta con seguir el ritmo de mi ser, y si estoy a punto de hundirme, una mano amiga viene a mí, un consejo me es dado, una idea brota.
Los psiconautas son exploradores, ya que aquello implica saber hasta dónde ir, tener suficiente fuerza para regresar de forma saludable, sentir cuándo no es un buen momento y cuándo hay que decir no, ser consciente de que la experiencia a la que uno se prepara va a cambiarnos. Hay que ser el mejor amigo de uno mismo y, a partir de ese momento, uno adquiere amigos en todas partes; en lo visible como en lo invisible.
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Extracto de El Maestro Psicodelico