Extracto de La Felicidad Absoluta
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Por medio de este libro yo procuro volverme inteligible para mí mismo. Ante nada, yo soy un dibujante de historietas. El arte me permite trascender el lenguaje, propulsarme hacia los niveles más sutiles de la realidad. A veces me dejo llevar demasiado lejos y el ser humano en mí se desactiva y me vuelvo el Ser. Yo soy. Ya no tengo necesidad de definirme, de comprenderme ya que yo sé. Escribir es para mí una forma de restablecer el contacto con mi nivel mental, de racionalizar mis intuiciones metafísicas. Mi primer libro fue escrito cuando yo tenía 24 años y ahora puedo ver el paralelismo, los elementos desencadenantes del proceso de escritura. En ese entonces aún era soltero y las grandes playas de soledad desmembraban mi mente. Nuevamente me encuentro solo ahora, ya que mi novia partió por cinco meses al otro lado del planeta, en una misión de cooperación internacional, y una vez más, la escritura viene a anclarme en mi Ser. Cada día voy a un café para estabilizarme por medio de la escritura. La escritura es un proceso milagroso y al escribir yo afecto al mundo, a mi alrededor, los cambio. Por medio de mis palabras, que transportan mis ideas, yo desencadeno la más grande revolución.
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El saber apreciar los pequeños detalles de la vida es fundamental para la felicidad. Todas las ocasiones son buenas para reafirmar la elección que escojo de encarnarme en este magnífico planeta. El líquido toma la forma del contenido. La realidad es la representación de mi ser. Así, al poner atención en los detalles yo pongo atención en mi Ser.
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La alegría de vivir es contagiosa. Yo no dudo en expresarme, incluso en momentos en los cuales, muchos lo encuentran inoportuno. Al ser inmoralista, yo no me someto a nada más que a mi propia ética. En mi cultura la muerte de un ser cercano se considera como un momento triste y doloroso, pero aquello no es una razón para sufrir. En otras culturas más intuitivas la muerte es una ocasión de festejo. Se comprende que el ser que acaba de morir siempre estará ahí y la gente se viste de blanco y mantiene una actitud positiva y atenta hacia la persona fallecida, que necesita más de esta alegría, para poder ir hacia la luz, en lugar de un grupo de víctimas en su contra que la retengan. Yo capto la ironía de toda situación. Todo es divertido sin medida para un guerrero. Mi risa es la fuente de energía más poderosa que alimenta mi realidad. Yo veo la realidad tal cual.
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El ser un guerrero no implica hacer la guerra, lo cual es más bien el rol de un soldado adormecido que no se pertenece a sí mismo. Yo nunca he tenido necesidad de utilizar la violencia o las armas. Yo soy vigilante y me mantengo siempre en el lugar adecuado en el momento adecuado. Si alguien me ataca yo me sirvo de la fuerza de mi adversario, la desvío y se la regreso sin tener necesidad de gastar energía. La realidad me es inteligible, mi coraje me permite tener esa claridad. Yo no le temo a la muerte pues es mi aliada. Mi humildad y mi sabiduría me mantienen lejos de actos de valentía si eso no es necesario. Yo me debo a mí mismo antes que a nadie. Los pareceres y los consejos de las víctimas son risibles.
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Yo estoy en contacto con mi Ser, yo me dejo llevar por las sincronicidades. Actualmente, una serie de eventos extraordinarios me recuerdan que soy armonioso, atento al ritmo de mi vida; yo salto de liana en liana sin caerme. Yo opero el milagro y mi vida está llena de luz. Hace una semana recibí un mensaje telepático de una mujer que amo y que me pidió que salga de su vida hace algunos meses. Ella me decía que extrañaba nuestras conversaciones inteligentes. Hoy, ambos llegamos al mismo tiempo al café donde escribo cada día y acabamos por hablar juntos y, pude sentir hasta qué punto esta conversación le hacía bien, hasta qué punto mi Ser nos sincronizó con el objeto de que este reencuentro tenga lugar. Cada vez que mis intuiciones metafísicas se confirman yo siento una alegría sublime ante el milagro de la vida, ante la armonía de cada uno de mis gestos y ante el misterio de la conciencia. Mi Ser me transporta; simplemente me basta con ser atento.
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Yo sé tomar decisiones firmes y seguirlas cueste lo que cueste. Actualmente me encuentro en una situación en la cual debo desconectar a alguien de mi vida. Sé por experiencia que hay consecuencias para tal posición. Si la persona me respeta se retira físicamente y vuelve en mis sueños porque aún piensa en mí. En ese caso me basta con recordarle que no quiero su presencia, de momento, incluso interiormente. Si es necesario, yo la conduzco fuera del lugar en donde nos encontramos para que comprenda el mensaje. Sin embargo, cuando esta persona es un enemigo disfrazado de amigo, yo me mantengo en guardia ya que la sacudida puede ser violenta en el momento de la desconexión. Aquellos son Ráksasas, demonios de la mitología hindú, conocidos por su capacidad de perturbar los rituales, las tumbas, hostigar a los sacerdotes, poseer a los humanos, etc. Contra ellos yo tengo una firmeza despiadada ya que son tenaces. Últimamente eliminé a uno de ellos de mi vida y hoy mismo embestí en bicicleta la puerta que abrió precipitadamente un automovilista. Inmediatamente lo relacioné con tal suceso, pero no di marcha atrás en mi decisión. Si siento que una persona es nefasta para mí, la arranco y espero que aquello sane; así evito que el mal no se extienda. Yo no les doy la satisfacción de mi dolor, yo les borro de mi pensamiento y les expulso totalmente de mi vida. De ese modo ellos terminan partiendo ya que los Ráksasas buscan víctimas y, tan pronto dan con una, se empecinan en ella. Yo les ofrezco una superficie lisa donde no pueden agarrarse, les observo sin emoción y paro sus ataques lo mejor que puedo. Yo no me vengo ni les odio, sino más bien les ofrezco la paradoja de mi Ser.
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Yo ofrezco a mis enemigos una apariencia de felicidad y de paz, incluso si no es lo que siento en ese momento preciso. Al ser feliz, no pueden hacerme sufrir ya que yo no tengo ningún karma, yo me mantengo en el presente. Ciertamente, ellos pueden lanzar golpes que me hacen mal, pero yo les escondo mi dolor y mis emociones. El temor es una emoción sana que despierta e indica un peligro inminente. Sin embargo, el mostrarla es la forma más segura de volverse vulnerable, los Ráksasas están atraídos por el temor como el tiburón por la sangre.
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Extracto de La Felicidad Absoluta