¿Síntesis o Sin Tesis?
Se denominan drogas sintéticas (a menudo llamadas por su nombre en inglés, designer drugs) las sustancias psicotrópicas sintetizadas artificialmente, en lugar de las drogas de origen vegetal (por ejemplo el hachís, el opio, la cocaína) o semisintéticas (por ejemplo la heroína, o el LSD). Creadas a partir de precursores de la industria química, las drogas sintéticas han tenido un desarrollo considerable en su producción en el transcurso de los últimos años. Sin embargo, el número de consumidores se ubica en la segunda posición, por detrás de aquel de los consumidores de cannabis, entre los usuarios de drogas ilícitas.
Entre las sustancias más populares de este tipo se encuentran particularmente los estimulantes de tipo anfetamina y sus diferentes derivados (metanfetamina, MDM, éxtasis, etc.). En este capítulo me enfocaré más específicamente a la familia de los psicodélicos o alucinógenos (2C-B, 2C-I, 5-MeO-DMT, DPT, DOB, etc.) que considero como los más benéficos para el despertar de la conciencia.
Las drogas sintéticas abren vastos territorios aún inexplorados. En este campo los psiconautas son aventureros, héroes, acróbatas o kamikazes. Una gran cantidad de designer drugs continúa siendo inventada cada año. Alexander Shulgin creó más de 200 moléculas psicodélicas. La invención de estas sustancias no tiene precedente en la historia de la humanidad, y pocas investigaciones han sido realizadas en relación a este tema. A falta de obtener todos los permisos legales y las aprobaciones necesarias para conducir investigaciones sobre estas sustancias, los científicos, terapeutas y todos aquellos que tienen algo pertinente que reportar acerca de este sujeto, no pueden publicar los resultados de sus investigaciones por temor a represalias.
Felizmente, al comienzo de los años noventa el tornillo judicial se aflojó un poco. Rick Strassman fue el primer científico, desde los años sesenta, en obtener todas las autorizaciones necesarias para estudiar los efectos del DMT en el ser humano en los Estados Unidos. Su libro, DMT, The Spirit Molecule, ha inspirado a una nueva ola de investigaciones con psicodélicos tales como el MDMA, la psilocibina e incluso el controversial LSD-25.
Timothy Leary compara al LSD con un microscopio superpotente que permite determinar y ver muy precisamente ciertas partes de nuestra psiquis. La temeridad, intuición, precisión y rigor son ventajas cuando se utiliza este tipo de psicodélico. Es necesario estar dispuesto a explorar nuevos territorios y a asumir la responsabilidad de ello. Lo que se descubre puede ser ininteligible para la gran mayoría. Es más difícil corroborar nuestras revelaciones con aquellas del pasado, ya que aquello sale completamente de los esquemas habituales. La cultura occidental vuelve difícil el intercambio de opiniones acerca de este sujeto, ya que el decidir utilizar drogas sintéticas nos vuelve a traer a nuestra propia experiencia. Una grande velocidad intelectual es un a priori en este dominio.
La terapia psicodélica será pronto un fenómeno común y reconocido. Esta terapia se refiere a una práctica terapéutica asistida con la utilización de psicodélicos, más particularmente el LSD, DMT y MDMA, que pueden facilitar las exploraciones benéficas de la psiquis. El terapeuta o psicólogo, igual que el chamán, puede ayudar al individuo a integrar mejor la experiencia y sus símbolos. La terapia psicodélica, particularmente puesta en práctica en los Estados Unidos, consiste en preparar al sujeto ante una única e importante administración de LSD. Esta experiencia tiene por objeto desencadenar un choque que luego servirá como punto de partida para una reestructuración de la personalidad. La primera clínica basada en cuidados sobre la aplicación del LSD abrió sus puertas en Estados Unidos en 1952. Alfred Hubbard la utilizó en especial para el tratamiento de depresiones y de alcoholismo. Actualmente, investigaciones son realizadas en psicoterapia asistida con MDMA en Estados Unidos, Suiza e Israel, todas financiadas por la Asociación Multidisciplinaria para Estudios Psicodélicos (MAPS).
La utilización de drogas sintéticas evita también la nausea y el vómito, que son frecuentes con el uso de psicodélicos orgánicos. El LSD es inodoro, incoloro y 300 microgramos son suficientes para provocar una experiencia visionaria muy poderosa. Además, la mayoría de drogas sintéticas requieren también de una pequeña cantidad para producir su pleno efecto psicodélico. De ese modo, al sintetizar la psilocibina proveniente del hongo Stropharia Cubensis, se puede tomar fácilmente una pequeña cápsula que equivale a una dosis masiva del mismo hongo seco. El célebre libro Las Puertas de la Percepción, por Aldous Huxley, fue escrito después de la ingestión de mescalina sintetizada del peyote.
En suma, el debate de las drogas sintéticas versus las drogas naturales es trivial. No existe un consenso y, con suerte, espero que no exista uno en el corto plazo. Escoger es empobrecer. Estos dos tipos de grupos forman parte de la misma familia y sus efectos son similares. De tal forma, todo es simplemente una cuestión de preferencias, de objetivos anhelados, de contextos, etc. En un rave es poco probable ver a los jóvenes consumir peyote y después vomitar tambaleándose por todos lados; igualmente, es poco probable encontrar a un chamán probando ácido en pleno corazón de la jungla amazónica.
Lo importante a tener en mente es lo siguiente: siga su tendencia y sus propios deseos, ya que en el fondo usted posee un saber absoluto que guía cada uno de sus pasos en el camino de la verdad.
Extracto de El Maestro Psicodelico