La calidad de la retórica que emana de la comunidad psicodélica debe mejorar radicalmente. De lo contrario, vamos a perder el reclamo a nuestro derecho de nacimiento y todas las oportunidades para explorar la dimensión psicodélica se cerrarán. – Terence McKenna
En un principio, existían las comunidades. Cuando el Homo Sapiens emergió del África hace 150.000 años o más, vivíamos en grupos cerrados de cazadores y recolectores de aproximadamente 30 personas, incluyendo mujeres, hombres y niños. Es con ese tipo de vida que el ser humano se desarrolló en la tierra. Para el individuo, la existencia sin una comunidad era impensable, mejor dicho imposible. La expulsión significaba la muerte del miembro.
En nuestra época, los lugares comunitarios deben ser mejor entretejidos; el aislamiento es el mayor factor de las enfermedades. Los grupos de apoyo demuestran hasta qué punto tienen un efecto benéfico en los participantes, puesto que la búsqueda de una comunidad es algo universal. Hay algo mágico acerca de toda unidad de personas intensamente conectadas, trabajando y jugando juntos… un sentimiento de estar en el mundo, al mismo tiempo que se está separado; separados juntos.
Durante mucho tiempo yo presentí mi comunidad. Yo soy radicalmente diferente de la mayoría y siempre he pensado que un día encontraría gente similar, con quienes poder compartir e intercambiar en toda simplicidad, y a través de mis encuentros con otros psiconautas, un sentimiento de comunión creció en mí.
A los 28 años creé un grupo de discusión acerca de los psicodélicos, pero similarmente abierto a temas paralelos, como la religión, la espiritualidad, la psicología, la metafísica, la filosofía, los nuevos paradigmas… en breve, todos los temas que yo quería apasionadamente desmitificar. En ese entonces yo animaba cada semana un open mic para cantautores en un café bar, cuando me propuse añadir mi grupo de discusión semanal acerca de los psicodélicos, puesto que mi profundo deseo era el diálogo para poder compartir mis recientes experiencias y mis ideas acerca de tal tema. Yo estudiaba mucho ya que quería comprender todo, terminar con la ignorancia. Mi cabeza estaba llena de teorías… me era necesario probarlas, experimentarlas, integrarlas. ¿Eran mis experiencias reales? ¿Qué afirmaba la ciencia sobre ese tema? ¿Qué decían los maestros espirituales? ¿Cuál es el lazo entre el estado místico que se obtiene en conjunción con los psicodélicos y la iluminación? ¿Qué es el despertar? ¿De dónde vienen esas visiones holográficas? Tantas preguntas a las cuales respondí al compartir e intercambiar con otras personas que había vivido experiencias similares, corroborando las mías.
La creación de mi grupo de discusión coincidió con la apertura de una tienda especializada en etnobotánica en Montreal, llamada Psychonaut, que vendía, entre otros, enteógenos legales. Es por cierto, lo que me inspiró a continuar adelante con mi proyecto, ya que había alcanzado el éxtasis gracias al cactus San Pedro comprado en aquella simpática tienda. Yo sentía en ese entonces estar bajo una influencia increíble, un viento liberador revivificante. Cuando alguien me pedía ayuda para encontrar psicodélicos yo los refería hacia aquella tienda. En lo personal, yo no estaba atraído por el afán de lucrar, sino por un deseo de compartir mis experiencias y de hacer amigos.
Es buena idea completar nuestras experiencias psicodélicas – y las profundas revelaciones que se derivan de ellas – por medio de discusiones y encuentros con otros psiconautas. Aquello permite integrar nuestras experiencias en la realidad de todos los días. Para que un árbol pueda crecer mucho es necesario que tenga raíces sólidas. La discusión ayuda a racionalizar las experiencias abstractas y desestabilizantes, a compartir impresiones, descubrimientos y nuevas ideas.
El Internet facilita la creación de foros de discusión o de sitios Web, con el fin de agrupar la comunidad y hacerla que despierte. Es así que cada mes yo organizaba una presentación de un film y una cena comunitaria en mi hogar. Por último, participé en ceremonias psicodélicas en pequeños grupos, lo cual me ayudó a crecer.
En el 2008, queriendo renovarme, yo transporté mi grupo de discusión a la realidad virtual de tres dimensiones de Second Life. Así, pude dialogar con gente de todo el mundo y pude confirmar que la experiencia psicodélica es universal.
Mi grupo de debate me ha permitido conocer gente de todas las edades: estudiantes, genios, filósofos, hippies, exhippies, chamanes, esquizofrénicos, borderlines, maestros espirituales, sanadores, etc. Grandes encuentros tuvieron lugar, en los cuales conocí a personas extraordinarias, algunas de las cuales se convirtieron eventualmente en amigos íntimos. Me di cuenta que la mayoría de jóvenes utilizaban enteógenos de manera recreativa, por simple curiosidad, mientras que los que tenían más de 25 años los utilizaban sobretodo para su crecimiento personal y el trabajo espiritual.
A mí me gustan los consumidores de psicodélicos ya que con ellos generalmente tenemos una buena mezcla de intuición espiritual y de pragmatismo científico. Al haber tenido, la mayoría de ellos, experiencias transpersonales y místicas, son abiertos a la metafísica y a la filosofía, mientras que al mismo tiempo mantienen un interés vivo por el aspecto científico y las investigaciones en ese campo.
Extracto de El Maestro Psicodelico